No todos los emprendedores desean crear negocios multimillonarios. Algunos tan solo desean hacer realidad el sueño de transformar un hobby en una profesión.
Se trata de una idea que en teoría suena muy bien: algo que te encanta realizar en tu tiempo libre, hacer que sea el centro de tu negocio. Y a algunos les funciona a las mil maravillas, e incluso puede que llegues finalmente a convencer a tu pareja de que existía una buena razón detrás de toda esa locura de facturas acumuladas con los años, en lo que parecía ser una actividad frívola. Para otros, dar el paso de hobby a Hobby Inc. puede convertirse en una decisión apresurada y en el gran arrepentimiento de sus vidas.
Por lo tanto, piénsalo dos veces antes apostar por ello. Cabe la posibilidad de que pierdas tanto tu afición como ese trabajo ideal que pretendías conseguir si no reflexionas a fondo antes de lanzarte al proyecto.
Arthur Lucas, propietario de Charleston, una cervecería de Carolina del Sur, afirma no arrepentirse de haber dado el salto de cervecero en casa a cervecero profesional. «Se trata ante todo de una vocación«, dice el ex asesor comercial, que también tiene la licenciatura de derecho. «En realidad no me siento como si estuviera realizando un trabajo. Ahora es como una afición que se ha ampliado y que lo abarca todo. Todo tiene sus desafíos, y yo prefiero esos retos. Me permiten dedicarme a lo mío, incluso aunque sea difícil, en lugar de convertirme en lo que otra persona quiere que sea. Para lograrlo he tenido que soportar un gran peso sobre mis hombros».
Proyectos que apasionan
Convertir un proyecto que te apasiona en una profesión no es algo exento de obstáculos. Mucha gente descubre que la realidad del día a día en la gestión de una empresa es un poco más duro de lo que imaginaban.
Jay Adan, copropietario de Greenfield Games, vivió esa experiencia poco después de emprender su negocio. Adan abandó su trayectoria profesional como relaciones públicas para abrir Greenfield, que, en la actualidad, es el comercio más grande de juegos del oeste de Massachusetts, con dos socios-Seth Lustig y Dave Fifield- quienes habían dirigido anteriormente una tienda de juegos más pequeña. (Los tres se conocieron y trabajaron juntos en la compañía de videojuegos Cyberlore.) Cuando Fifield dejó su profesión para centrarse en el sector de los vídeojuegos, se encontró con todo un reto que afrontar.
«Fue un momento crítico», afirma Adan. «Ninguno de nosotros había dirigido una tienda antes. Yo en verdad no era una persona de negocios a tiempo completo».
Adan y su socio acudieron a Joe Minton, un ex socio en Cyberlore, que tenía experiencia en la gestión de empresas. Así, fue capaz de identificar donde iban mal las cosas en Greenfield Games -y el equipo consiguió hacer los cambios oportunos. «Siempre hay cosas que aprender», dice Adan. «La pasión solo te puede hacer llegar hasta cierto punto. Aunque entienda mucho sobre juegos y cómo funcionan, pero eso no se traduce en una forma de dirigir un negocio con éxito”.
Los peligros de dar el salto de aficionado a alguien que convierte esa afición en su negocio, no se ciñen solo al aspecto económico.
«Cuando los sueños se convierten en realidad, dejan de ser sueños«, declara Hugh MacLeod, autor de «Ignora a todo el mundo: Y otras 39 claves para la creatividad».
«Cuando se trata de un hobby, es algo que haces por tu cuenta, en tu tiempo libre. Pero cuando lo que estás haciendo es un trabajo, ya no se vive de la misma manera», según MacLeod. «Lo que suele suceder es que, de repente, tu afición se convierte en una fuente de ansiedad porque tienes cuentas pendientes de pagar».
Las actividades que solían ser una fuente de alivio frente al estrés, pueden convertirse en focos de ansiedad. Lo cual podría hacer que la gente necesitara buscar otras aficiones, y como consecuencia, es probable que su interés por las primeras se fuese a paseo, según MacLeod.
Adan reconoce que su tiempo para jugar a los vídeojuegos se ha visto limitado últimamente, pero está tratando de poner una solución.
Lucas afirma que aún suele experimentar en su propia cervecera privada. «Todavía me gusta hacer pequeñas tandas y echar una tanda de 5 galones de vez en cuando para simplemente recordar lo que es realmente la cerveza», dice. (¿el beneficio de esas pequeñas tandas? Que pueden darle ideas para probar a una escala mayor en Freehouse).
Adan y Lucas dicen que tomaron la decisión después de sopesar su satisfacción con sus actuales trabajos frente a los posibles problemas de un trabajo basado en sus hobbies. «Yo iba en una dirección muy diferente», añade Lucas, «conseguía hacer todo lo que se esperaba de mí. Pero al final del día, siempre pensaba que terminaría dirigiendo mi propio negocio, y que en el sector en donde me hallaba, no habría manera de lograrlo».
Adan afirma que decidió ser RP para promocionar algo que le encantaba, pero que ser RP en sí no era interesante para él. Cuando alguien me venía con un dispositivo y me decía, ‘Necesito que redactes un comunicado de esto ahora», tenía que esforzarme para mostrarme entusiasmado….. Ahora, incluso en el peor día de la tienda, me encuentro trabajando y rodeado de juegos divertidos. Entonces, ¿Qué puede haber de malo?»
Fuente: Chris Morris www.entrepreneur.com
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