Vivimos en un momento de constante cambio. Prácticamente todos los días surgen herramientas nuevas, tecnologías adaptadas y muchísimos cambios que hacen que las empresas tengan que hacer un esfuerzo en su formación para adaptarse día a día. Para poder desarrollarse como negocio y crecer, es necesario utilizar la autogestión empresarial.
Juan Ferrer, experto en gestión del cambio, ofrece una serie de pautas para conseguir que las empresas se enfrenten a esta situación de forma exitosa.
Cómo utilizar la autogestión empresarial
Lo mejor que puede hacer una empresa o una organización es dar la suficiente confianza y libertad a los miembros de su equipo. Esta es, según Ferrer, la forma más eficiente de realizar el trabajo que haya que hacer. Esta es una libertad organizada basada en la madurez y la formación básica. Todo el equipo debe encontrar la mejor forma de organizarse.
En contra de lo que piensan algunos, que consideran esta libertad como una especie de anarquía, en la libertad organizada todo está bastante “controlado”. El equipo es el responsable del funcionamiento y, por tanto, organizarse libremente es la mejor forma de llegar a objetivos. El ansia por seguir formando parte del equipo es fundamental para seguir mejorando.
Los problemas en las empresas suelen aparecer por tres cuestiones principales: la falta de comunicación, la falta de participación y la falta de ganas de mejora continua. Por eso, al aportar por la autogestión empresarial, es el equipo el responsable del éxito y la víctima del fracaso. Se fomenta una mejora de la comunicación, donde hay transparencia, un aumento de la participación, con ganas de innovar y realizar cambios y, por último, el ansia por seguir avanzando. La autogestión plantea una pregunta bastante directa: ¿qué podemos hacer para que funcione?
Problemas frecuentes a la hora de instaurar la autogestión
Para conseguir que los equipos tengan libertad es importante motivarlos y, a la vez, implicar a todas las personas en los procesos. Intentar forzar la situación solo hace que exista una mayor resistencia. Sin embargo, si las empresas dejan que sean las personas las que participen, conseguirán una mayor implicación.
Es muy importante lograr la motivación y un ambiente relajado. Los empleados deben poder dar su opinión sin miedo a que exista apropiación. Todo esto hace que consigamos atraer el talento a la empresa. Para las nuevas generaciones es mucho más importante poder participar y aportar valor a seguir instrucciones encastradas. Las nuevas generaciones buscan improvisar y ser escuchados.
Una buena autogestión empresarial busca el liderazgo colectivo. Gracias a ello, cualquier miembro del equipo puede ser líder y ayuda a cambiar, mejorar e innovar.