Las empresas emergentes de alto crecimiento en España destacan a nivel europeo por su apuesta por la digitalización y el aprovechamiento de la financiación pública. Así lo indica el estudio Scaling for Growth, elaborado por la tecnológica Sage, a partir de una encuesta a más de 7.500 startups y scale-ups de nueva generación en Europa, Norteamérica y Reino Unido.
Según los datos del informe, las scale-ups españolas crecen a un ritmo del 36% anual, solo ligeramente por debajo del promedio europeo del 38%. Además, un 20% de estas empresas factura más de 50 millones de euros anuales, consolidando su papel en la economía nacional.
La digitalización como motor de crecimiento en Europa
España encabeza la adopción de tecnologías emergentes como la inteligencia artificial, con un 45% de las scale-ups aplicándola a múltiples áreas del negocio o con integración total. Esta cifra supera la media europea (42%) y refleja una clara orientación hacia la transformación digital. Además, casi la mitad de estas empresas priorizaría la inversión en TI si obtuviera nueva financiación.
Financiación pública: una baza nacional
Otro de los puntos donde España destaca es en el uso de subvenciones públicas: el 25% de las empresas emergentes accede a este tipo de financiación, frente al 18% en Europa. Sin embargo, aún se detectan necesidades no cubiertas, ya que más de la mitad sigue reclamando mayor acceso a fondos asequibles para crecer.
Barreras persistentes: talento y pagos tardíos
Pese a su empuje, las scale-ups españolas se enfrentan a retos estructurales. El acceso a talento cualificado, sobre todo en habilidades digitales, es limitado. Solo un 36% se muestra satisfecho con su capacidad para atraer profesionales preparados, frente a una media europea del 49%.
Además, el retraso en los pagos representa un freno para el desarrollo empresarial: un 47% de las scale-ups españolas lo identifican como un obstáculo crítico, muy por encima de la media europea.
Peticiones a Europa: mercado único y regulación simplificada
El estudio también revela una demanda generalizada por parte de las scale-ups europeas: un acceso más fluido al mercado único, con menos trabas regulatorias y fiscales. En España, el 47% de las empresas señala el entorno fiscal como barrera para su crecimiento.