Elizabeth Isele ha sido editora durante 30 años en una editorial de Nueva York. Se trasladó a Portland en 1996 y fundó una organización sin ánimo de lucro que se dedica a impartir conocimientos de informática a las personas mayores. Ahora, a sus 71 años, Isele se está reinventando a sí misma de nuevo, esta vez como defensora de emprendedores de la tercera edad. En los últimos meses ha acudido a la Reserva Federal y a la Comisión del Senado especializada en este sector de la población, y ha realizado una serie de peticiones a los políticos con el fin de facilitar el acceso a préstamos y otros capitales para que los estadounidenses mayores puedan poner en marcha sus pequeñas empresas. «Siempre me ha parecido interesante oír decir a alguien que ya se ha jubilado que va a abrir una tienda de bicicletas o una bodega», afirma. «Estoy tratando de conseguir que la gente entienda que no se trata sólo de agradables y encantadoras historias. Las personas mayores están dando un gran impulso a las oportunidades económicas y a la creación de puestos de trabajo».
Según una encuesta del Gallup de 2013, el 73 por ciento de las personas nacidas en el boom de la natalidad esperan permanecer en el mercado laboral después de alcanzar la edad en la que por derecho pueden empezar a cobrar de la Seguridad Social – el 41 por ciento por decisión propia y el 32 por ciento por necesidad. Entre los empresarios de 20 a 64 años que emprendieron sus primeros negocios en 2012, el 23 por ciento eran mayores de 55 años, según la Fundación Ewing Marion Kauffman, frente al 14 por ciento en 1996. Aproximadamente la mitad de las empresas puestas en marcha por emprendedores mayores se encuentran todavía en activo después de cinco años, según la organización de Isele, Senior Entrepreneurship Works. Estos datos son ligeramente mejores que la tasa de supervivencia de la mayoría de nuevas empresas.
«Realmente tan sólo hemos abordado este área centrándonos en los últimos tres años», dice Jody Holtzman, vicepresidente principal de liderazgo intelectual en AARP, el mayor grupo en EE.UU en defensa de las personas mayores, con más de 37 millones de miembros. El grupo se asoció a la Fundación Kauffman, un movimiento de Kansas City (Missouri) sin ánimo de lucro y enfocado en la investigación y formación empresariales, que ha puesto en marcha una serie de talleres de formación de 10 semanas para personas mayores de 50 años. La segunda parte del programa, diseñada para ayudar a los participantes a desarrollar planes de negocios basándose en su propia experiencia profesional, se puso en marcha en Irvine, California, en febrero, y está prevista una sesión en español para finales de este año en Miami. Holtzman señala que el nuevo enfoque de AARP sobre el espíritu empresarial está atrayendo a los jubilados más jóvenes a dicha organización: «Nos ha servido de ayuda el encontrar un nuevo grupo de electores entre aquellas personas que probablemente no se habían fijado en nosotros de manera relevante anteriormente».
Michele Markey, vicepresidente de Kauffman, y que diseñó el plan de estudios para el programa de educación dirigido a este sector de población, afirma que si bien su objetivo se centra en apoyar a nuevos dueños de negocios, los cursos también podrían ayudar a disuadir a otros en su idea de emprendimiento, lo cual no tiene por qué ser necesariamente algo negativo”. Las personas a esta edad no tienen tiempo para recuperarse del fracaso como lo tiene un joven de 20 años», dice Markey. «Es necesario considerar cuánto supone la inversión inicial y si podemos contar con suficientes años para lograr un beneficio. Esencialmente, se está planeando una salida y una entrada al mismo tiempo».
El riesgo al fracaso no detuvo a Tom Stajmiger, que asistió al curso del año pasado. A sus 51 años de edad, residente en New Rochelle, Nueva York, y su marido, Todd Couchman, de 50, utilizaron la totalidad de sus ahorros en efectivo y apuraron sus tarjetas de crédito para poner en marcha Urban Made Man, un negocio online de accesorios hechos a mano para hombres. Tienen la intención de abrir locales tradicionales más adelante. Stajmiger afirma: «Se trata de ahora o nunca, si queremos hacer algo que nos gusta».
En 2010 había unos 4,4 millones de estadounidenses de 55 años o más trabajando por cuenta propia, según Greg O’Neill, director de la Academia Nacional de La Tercera Edad, pero sólo una tercera parte de esas empresas se constituyen en sociedad. Muchos estadounidenses mayores se inician en el negocio por su cuenta como consultores, asesores financieros, o como abogados. Otros se dedican a vender artesanías o artículos de colección a través de sitios online como eBay o Etsy.
Recientemente, Isele ha estado presionando a los políticos de ambos partidos para aprobar la legislación que permitiría a las personas mayores de 65 poder recibir las prestaciones por desempleo al mismo tiempo que se encuentran emprendiendo sus empresas. También está a favor de dar incentivos a los bancos y otras entidades financieras que conceden préstamos a las personas mayores para sus nuevos negocios. Un dato que podría ayudar a convencer a los legisladores de que todo esto vale la pena: la media de edad en que un propietario de la pequeña empresa abandona el trabajo son los 72 años, más de cuatro años después de la media con respecto al trabajador asalariado.
Fuente: PATRICK CLARK www.businessweek.com
3 comentarios
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A mi edad, sigo emprendiendo y ayudando a muchas personas a lograr romper sus límites, imagínate tengo 81 años, tengo un canal en youtube con un programa que se llama Cuéntame de ti donde cada viernes participa un emprendedor contando su experiencia y conocimiento al mundo completamente gratis. Hace 6 años empecé y aquí estoy aprendiendo, conociendo, viviendo experiencias realmente hermosas y enriquecedoras cada día. Sin duda alguna ha sido una gran etapa.
Nos alegra ver iniciativas como la tuya. Enhorabuena por las aportaciones que realizas al mundo del emprendimiento. Un saludo.