Desarrollarse y mejorar es un deseo que compartimos la mayoría nosotros. Sin embargo, para conseguirlo, en primer lugar debemos estar dispuestos a reconocer nuestros propios puntos débiles. Es necesario aceptar lo que somos para llegar a ser algo mejor. Así que, ¿cómo podemos reconocer nuestras debilidades? Podríamos empezar por dejar de estar a la defensiva y escuchar.
Como dijo Ken Blanchard, «Las críticas son el desayuno de los campeones». Los comentarios de los demás son la forma más rápida de conocer nuestras debilidades y aquellas áreas que más necesitamos mejorar. Conocer nuestros puntos débiles es el paso más importante para conseguir superarlos. Así que, ¿por qué entonces la gente se pone a la defensiva en el momento en que reciben una crítica que les desafía o corrige, si eso es precisamente lo necesario para poder mejorar?
Todos hemos oído el término «lucha o huida» en la descripción de lo que sucede cuando alguien se siente amenazado físicamente. Cuando nuestra opinión, ideas o comportamiento se ven amenazados, sobre todo después de haber invertido bastante tiempo, esfuerzo o dinero en ello, se produce una respuesta conocida como «defensiva». Cualquier sugerencia, no importa cual sea, que entre en conflicto con las propias ideas o comportamientos, hace que nos pongamos a la defensiva. El sistema nervioso del hombre comienza a sobrecalentarse y su cuerpo se pone tenso. En este estado, no es posible recibir ninguna información nueva ya que nos encontramos centrados exclusivamente en defender nuestra posición.
Existen muy diferentes estrategias defensivas que se pueden utilizar al sentirnos desafiados, criticados o corregidos: negar el hecho, poner excusas, desafiar, racionalizar, explicar, justificar, culpar, evitar, retirarse, o ir al ataque (sólo por nombrar algunas). Una persona a la defensiva, cualquier información nueva la percibe como una amenaza y es incapaz de ver cualquier otra postura más allá de la suya. El aprendizaje y el desarrollo se hacen imposibles cuando una persona está a la defensiva.
Teniendo en cuenta que nuestro deseo es desarrollarnos y mejorar, y dado que es imposible avanzar cuando nos encontramos a la defensiva, resulta indispensable tomar medidas que eviten esta respuesta. El elemento más importante que se suele evitar es la escucha. Nuestra capacidad para entablar relaciones sanas con los demás en los negocios, ya se trate de compañeros de trabajo, asesores, consejeros, directivos, clientes, etc, es resultado directo de nuestra capacidad de escuchar adecuadamente.
A veces, ante determinados comentarios, lo mejor es obligarse uno mismo a respirar profundamente, o, si es necesario, a pedir que se nos disculpe por un momento para poder establecer cierta distancia que nos permita recuperar la compostura. Tras ello, podremos regresar con las ideas más claros, dispuestos a escuchar activamente.
Es importante señalar que cuando nos sentimos cansados o estresados no es raro que reaccionemos a la defensiva sin que sea nuestra intención, por lo que resulta importante ser conscientes de cómo nuestras propias emociones pueden estar influyendo en nuestras reacciones en ese momento.
Cuídate de no esperar que los demás vean las cosas de la manera exacta en que tú lo haces. Lo mejor acerca de la diversidad de opiniones es que nos ayuda a mirar desde diferentes perspectivas, por lo que constituyen una oportunidad de ampliar horizontes.
Si ante ciertos comentarios te sientes atacado, no te debe importar expresar tu reacción en un tono tranquilo y respetuoso. Puede suceder perfectamente que la otra persona ni siquiera sea consciente de que su tono está causando en ti una cierta amenaza, y el expresar tus sentimientos puede ayudar a que su enfoque adquiera un carácter más delicado.
Mientras la otra persona está hablando, trata de buscar esas áreas en las que podáis estar de acuerdo. Encontrar esos puntos de común acuerdo ayudará a ambas partes a sentirse más colaboradoras que combativas.
Si realmente no eres capaz de encontrar ningún punto común para ponerte de acuerdo, entonces lo mejor es pedir ejemplos concretos, no en modo acusatorio, sino de tal manera que logres mostrar un auténtico deseo de comprender mejor su punto de vista mediante la búsqueda de ejemplos que ayuden a ilustrar el problema con mayor claridad para ti.
Sé rápido en disculparte cuando debas hacerlo. De ese modo, mostrarás una enorme madurez y respeto por la otra persona. Demostrarás que estás dispuesto a rendir cuentas por tu comportamiento y que se puede confiar en ti ya que eres capaz de responsabilizarte de tus acciones.
Céntrate en el asunto. No utilices la conversación para transmitir quejas que no tienen nada que ver con el debate actual – se trata de una táctica destructiva de manipulación para hacer creer que se es superior a la otra persona y que, por tanto, no necesitas escucharla.
Tras escuchar a la otra persona de manera abierta, si todavía persiste la lucha por hacer prevalecer los puntos de vista, limítate a dar las gracias por compartir su opinión contigo y hazle saber que realmente tienes intención de tomarte tu tiempo para reflexionar sobre lo que habéis hablado, y comunícale tu propósito de retomar la conversación después de haber reflexionado mejor sobre el tema.
Cuando alguien está dispuesto a concederte su tiempo ofreciéndote una crítica constructiva, escúchale. Recuerda que las personas que están verdaderamente seguras de lo que dicen, son capaces de escuchar con respeto otras perspectivas, y así poder considerar y evaluar si realmente hay algo de verdad en las declaraciones de las otras partes. Y pueden hacerlo sin sentir la amenaza de que otras opiniones vayan de ninguna manera a hacerle sombra a la suya. No te niegues la oportunidad de aprender. Si quieres mejorar, deja de ponerte a la defensiva y empieza a escuchar.
Fuente: Amy Rees Anderson www.forbes.com