Según datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) correspondientes al tercer trimestre, el número de personas ocupadas en España creció en 118.400, alcanzando un total de 22,38 millones. Esta cifra representa un ritmo inferior al del mismo periodo del año pasado (138.300) y evidencia un lento enlentecimiento en la creación de empleo, especialmente en sectores estratégicos y en perfiles profesionales jóvenes.
Al mismo tiempo, el desempleo creció. Concretamente en 60.100 personas, llevando la tasa de paro hasta el 10,45%, lo que refleja cierta incertidumbre en el mercado laboral y la necesidad de políticas de apoyo efectivas.
Creación de empleo: señales de desaceleración en el mercado laboral
Por sectores, la agricultura fue el único que registró una caída de empleo (−17.400), mientras que la industria sumó 64.100 empleos, la construcción 32.600 y los servicios 39.100, mostrando diferencias claras entre áreas productivas y oportunidades disponibles.
En el ámbito privado, el empleo se incrementó en cerca de 108.000 personas, lo que muestra que las empresas privadas siguen impulsando la ocupación y mantienen un papel fundamental en la economía nacional.
Microempresas: un motor de empleo vulnerable
No obstante, la organización patronal CEPYME advierte de que ese crecimiento no se observa entre las microempresas (las compañías de hasta cinco trabajadores), donde el empleo apenas ha aumentado y en algunos casos ha retrocedido. Concretamente, una bajada de casi 2.000 personas en empresas de cinco o menos empleados al comparar septiembre de 2025 con el mismo mes del año anterior.
Esta situación pone en riesgo uno de los segmentos más vulnerables del tejido empresarial, que además es fundamental como vía de entrada al mundo de la empresa y como generador de oportunidades sostenibles. Por ello, CEPYME reclama una mayor atención hacia estas unidades empresariales, y pide aplicar medidas que faciliten su creación, supervivencia y crecimiento. Entre sus propuestas destaca, por ejemplo, la reducción de carga normativa y burocrática, así como el freno a nuevos incrementos de costes que comprometan su capacidad de generación de empleo y bienestar.

