Como autónomo, conocer la situación real de tus cuentas es esencial para poder tomar decisiones acerca de tu actividad. El estado financiero de un negocio es uno de los datos más importantes a conocer por el empresario. Además de conocer conceptos como la cuenta de pérdidas y ganancias o leer el balance de situación, el empresario debe conocer también qué es el flujo de caja o cashflow.
Tener conocimientos sobre el cashflow ayuda al autónomo a tener sus cuentas saneadas, comprender su liquidez y la verdadera situación de su actividad. Este concepto es un indicador en el que se tienen en cuenta las amortizaciones como los costes de la empresa, las provisiones… Todo ello hace que sepamos cuáles son los beneficios reales del negocio.
Importancia del cashflow
Es necesario que el emprendedor o autónomo sea capaz de calcular el cashflow de su propio negocio. Para el buen funcionamiento de la empresa, además de obtener más beneficios que gastos, es necesario entender otros conceptos como amortizaciones o provisiones. Estos te ayudarán a marcar cuál es el dinero real o el dinero neto del que dispone el autónomo, derivado de su actividad empresarial.
Las amortizaciones hacen referencia, por ejemplo, a la pérdida de valor de un activo de la empresa. La provisión se daría por ejemplo en casos de insolvencia de un cliente. Es decir, se trata de recursos económicos que se utilizan para cubrir ciertos imprevistos que no detengan la actividad. Es a partir de este punto cuando se proponen tres tipos de flujo de caja.
Por un lado, las derivadas de la explotación del negocio en sí. Estas tienen en cuenta los ingresos reales que se obtienen de la actividad. En segundo lugar se encuentran las inversiones, ya sean estas financieras o inmobiliarias y generan cambios en el cashflow. Por último, las acciones de financiación que también afectan a las cuentas de la empresa.
Para tener optimizados estos parámetros y contar con un flujo de caja saneado, las grandes corporaciones utilizan diferentes fórmulas con el objetivo de conseguir un mayor número de ingresos frente a los gastos.
Por ejemplo, hay que intentar cobrar cuanto antes. También se deben aplazar los pagos, en la medida que sea posible. Es más, se recomienda valorar ofertas de pago por adelantado. También es recomendable utilizar soluciones financieras como el descuento de facturas. Por último, la tercera solución consiste en alquilar mejor que comprar. De esta forma te evitarás grandes inversiones que puedan afectan al equilibrio de tus cuentas.