La posible reducción de la jornada laboral en España sin pérdida de salario ha reavivado el debate sobre su impacto en la productividad y el mercado laboral. El Gobierno de coalición entre PSOE y Sumar ha impulsado la tramitación urgente del anteproyecto de ley que llevará la jornada semanal de 40 a 37,5 horas, con la intención de que se apruebe el próximo 4 de febrero en el Consejo de Ministros. La propuesta cuenta con el respaldo de los sindicatos, que ven en esta medida un primer paso hacia una jornada de 32 horas en el futuro.
El objetivo de la reforma no solo es mejorar la calidad de vida de los trabajadores, sino también fomentar el empleo de calidad, en especial para la población joven. Sin embargo, la clave del debate se encuentra en su impacto sobre la productividad, un indicador que en España se mantiene ligeramente por debajo de la media europea. Según datos de Eurostat, la productividad por empleado y hora trabajada en España se sitúa en el 97% del promedio comunitario (100%), con países como Alemania (102%) e Italia (106%) por delante. En el extremo superior, economías como Irlanda (200%) o Luxemburgo (150%) marcan una brecha significativa en términos de eficiencia laboral.
Un mercado laboral en transformación
Las últimas cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE) reflejan que el mercado laboral español ha evolucionado en términos de ocupación y horas trabajadas. En el cuarto trimestre de 2024, el número de trabajadores ocupados alcanzó los 21.857.900, con un aumento del 2,4% en la afiliación respecto al año anterior. No obstante, el crecimiento de las horas trabajadas ha sido menor, con un incremento del 2% en el promedio semanal de horas trabajadas.
En términos históricos, la jornada de trabajo efectiva ha seguido una tendencia a la baja en los últimos quince años. Actualmente, los empleados trabajan unas 36 horas a la semana, lo que supone dos o tres horas menos en comparación con 2008. Además, la evolución de la población activa sigue marcando cambios significativos: el cierre de 2024 registró un máximo histórico con 24.453.300 personas en situación laboral, impulsado en parte por el aumento de la población activa extranjera y la mayor participación juvenil. Según el INE, la tasa de actividad entre los jóvenes de 16 a 19 años se sitúa en el 14%, mientras que entre los de 20 a 24 años alcanza el 54,3%.
Productividad y eficiencia con la reducción jornada laboral
A pesar del crecimiento del empleo, la productividad en España sigue mostrando signos de estancamiento. Según datos del INE, el PIB real por persona empleada registró en 2023 una caída del 0,7%, volviendo a niveles similares a los de 2019. Desde 2009, cuando este indicador creció un 2,8%, la productividad ha experimentado una tendencia descendente, lo que subraya la necesidad de adoptar estrategias que impulsen la eficiencia y competitividad en el entorno laboral español.
La combinación de una jornada más corta con políticas de digitalización, formación y optimización de procesos productivos será clave para asegurar que la reforma tenga un impacto positivo a largo plazo.