La privacidad de los datos es una prioridad estratégica para las empresas españolas. Más cuando se enfrentan al desafío de adaptarse a un entorno marcado por la rápida adopción de tecnologías basadas en inteligencia artificial. Según el informe Cisco Data Privacy Benchmark 2025, las organizaciones en España están reforzando sus prácticas de protección de datos y consideran estas medidas necesarias.
Equilibrio entre privacidad, legislación y avance tecnológico
El estudio, que recoge la opinión de 2.600 profesionales de privacidad y seguridad en 12 países, revela que el 97% de las compañías españolas perciben un retorno positivo de sus inversiones en privacidad. Superando los costes asociados. Sin embargo, el 99% de las empresas anticipan que parte de esos recursos se destinarán próximamente a iniciativas relacionadas con la IA.
Uno de los principales hallazgos del informe es la percepción dual sobre el almacenamiento de datos. Aunque el 92% de las organizaciones en España considera más seguro el almacenamiento local, el mismo porcentaje confía también en proveedores globales para proteger su información. Este equilibrio refleja la necesidad de combinar seguridad, experiencia internacional y cumplimiento normativo para gestionar de forma eficaz los datos.
El cumplimiento legal se mantiene como un pilar de confianza para las empresas. Ocho de cada diez encuestados en España afirman que la legislación en materia de privacidad tiene un efecto positivo en sus operaciones. A pesar del esfuerzo económico que conlleva su implementación. Esta percepción está alineada con una mayor concienciación entre los consumidores. Aquellos que conocen las leyes de privacidad muestran niveles significativamente más altos de confianza en la protección de sus datos.
En paralelo, la irrupción de la inteligencia artificial generativa plantea nuevos retos en el ámbito de la privacidad. Un 67% de las empresas españolas expresan preocupación por el posible uso indebido o la exposición involuntaria de información confidencial al utilizar estas herramientas. Pese a ello, más de la mitad admite haber introducido datos sensibles en sistemas de IA. Una práctica que demuestra la urgencia de establecer marcos sólidos de gobernanza.