El autónomo societario es una persona física que ejerce su actividad profesional a través de una sociedad mercantil, generalmente una Sociedad Limitada (SL), en la que posee una participación significativa. Esta figura combina aspectos del trabajo autónomo con los de una sociedad mercantil, lo que implica un régimen fiscal y de cotización específico.
Régimen fiscal: IRPF e Impuesto de Sociedades
La tributación de un autónomo societario depende de la relación que mantenga con la sociedad:
- Si factura a la sociedad: En este caso, el autónomo actúa como profesional independiente, emitiendo facturas por los servicios prestados. Estas facturas deben incluir el IVA correspondiente y una retención de IRPF (generalmente del 15%). Además, el autónomo debe presentar el modelo 303 para la liquidación del IVA y el modelo 130 para los pagos fraccionados del IRPF.
- Si percibe una nómina: Si el autónomo es administrador o realiza labores de dirección y gerencia, puede optar por remunerarse mediante una nómina. En este caso, los ingresos tributan como rendimientos del trabajo, sujetos a retención de IRPF, y la sociedad debe cumplir con las obligaciones fiscales y laborales correspondientes.
Es importante destacar que, en ambos casos, los ingresos obtenidos deben declararse en la Declaración de la Renta anual.
Cotización a la Seguridad Social
El autónomo societario está obligado a cotizar en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA), aunque existen particularidades:
- Base de cotización: La base mínima de cotización para los autónomos societarios es superior a la de los autónomos individuales. Esta base se determina en función de los rendimientos netos obtenidos y puede ajustarse anualmente.
- Cuota mensual: La cuota que debe abonar mensualmente a la Seguridad Social varía según la base de cotización elegida. Es recomendable que el autónomo societario ajuste su base de cotización a sus ingresos reales para evitar regularizaciones al final del año.
- Deducción de cuotas: Las cuotas de la Seguridad Social abonadas son deducibles en la declaración del IRPF, siempre que estén justificadas y reflejadas en la contabilidad de la sociedad.
Consideraciones adicionales para un autónomo societario
- Responsabilidad limitada: Una de las principales ventajas de esta figura es la responsabilidad limitada. Al operar a través de una sociedad, el autónomo societario no responde con su patrimonio personal ante las deudas de la empresa, salvo en casos de negligencia grave o actuación ilícita.
- Obligaciones contables y mercantiles: El autónomo societario debe cumplir con las obligaciones contables y mercantiles propias de una sociedad, como la llevanza de libros contables, la elaboración de cuentas anuales y su presentación en el Registro Mercantil.
- Asesoramiento profesional: Dada la complejidad de la tributación y las obligaciones fiscales y contables, es altamente recomendable que el autónomo societario cuente con el asesoramiento de un profesional especializado en fiscalidad y contabilidad.