El final de año se ha consolidado como el periodo más crítico para la salud financiera de las pequeñas y medianas empresas en España. El binomio diciembre–enero concentra una parte relevante de los problemas de liquidez que derivan en cierres empresariales, impulsados por un desajuste entre ingresos y gastos en un momento clave del calendario fiscal y comercial.
Los datos sobre concursos y disoluciones empresariales reflejan que estos dos meses acumulan más del 16% de los procesos registrados a lo largo del año. Esta concentración no es casual y responde a una combinación de factores estructurales que se repiten ejercicio tras ejercicio.
Diciembre y enero: el punto de máxima tensión financiera y su impacto en la liquidez
Durante el último tramo del año, muchas pymes asumen fuertes desembolsos para sostener campañas comerciales de alto volumen como Black Friday, Cyber Monday o Navidad. En algunos sectores, estas acciones llegan a concentrar hasta el 40% de las ventas anuales, lo que obliga a adelantar pagos en marketing, logística e inventario.
El problema aparece cuando esos gastos no se compensan de forma inmediata con los cobros. Los retrasos en los plazos de pago, que superan los 80 días en ámbitos como el ecommerce, el retail o los servicios digitales, generan un desfase que se traslada directamente a enero.
El impacto del IVA y la financiación a corto plazo
A la presión operativa se suma el impacto fiscal. Enero se convierte en el mes con mayor salida de caja por la liquidación del IVA correspondiente al cuarto trimestre, lo que reduce aún más el margen de maniobra financiera.
En paralelo, la financiación a corto plazo sigue siendo costosa para las pymes, con tipos efectivos elevados en productos flexibles. Esto limita la capacidad de muchas empresas para cubrir tensiones puntuales sin comprometer su rentabilidad futura.
La importancia de anticipar la caja, no solo las ventas
Uno de los errores más habituales es planificar el crecimiento sin una previsión detallada de liquidez. La falta de integración entre previsiones de ventas, pagos a proveedores, inventario y cobros impide detectar a tiempo los vacíos de caja que suelen aparecer al inicio del año.
Contar con una visión unificada permite ajustar decisiones antes de que el problema se materialice, ya sea reduciendo inversión, renegociando plazos o priorizando canales de venta con cobros más rápidos.
Canales rentables que no generan liquidez
Otro factor clave es el análisis de los márgenes reales por canal. En muchos casos, acciones que parecen rentables pierden atractivo cuando se incorporan variables como devoluciones, comisiones o retrasos en el cobro. Reinvertir sin este análisis puede agravar la falta de liquidez en lugar de aliviarla.
Señales de alerta antes de terminar el año
Existen indicadores claros que anticipan problemas en enero: una elevada dependencia de canales con cobro tardío, proveedores sin acuerdos de plazo, altos niveles de devoluciones, ausencia de previsiones de caja a corto plazo o un IVA del cuarto trimestre que absorbe una parte significativa del margen operativo.
Identificar estas señales antes del cierre del ejercicio permite tomar decisiones preventivas y reducir el riesgo financiero.

