Aunque la digitalización empresarial sigue siendo una prioridad en España, la adopción de la factura electrónica entre las pequeñas y medianas empresas continúa siendo limitada. Según el informe Impulsando el crecimiento de la pyme a través de la facturación electrónica y la IA, elaborado por Sage, solo un 10% de las pymes españolas utiliza este sistema en sus operaciones B2B, pese a que la conciencia y el apoyo hacia esta herramienta crecen con fuerza.
Crece la concienciación sobre la factura electrónica, pero persisten las dudas en las pymes
La ley “Crea y Crece”, que impulsa la implantación obligatoria de la facturación electrónica, ha logrado aumentar la familiaridad con este modelo: la mitad de las pymes ya sabe qué es y cómo funciona, frente al 31% registrado en 2024. Sin embargo, la mayoría de las empresas reconoce que no está preparada para implementarla a corto plazo. De hecho, un 50% prevé hacerlo únicamente cuando la normativa entre plenamente en vigor.
El estudio apunta a que la falta de conocimientos técnicos y de soluciones sencillas sigue siendo el principal obstáculo. Más de la mitad de las pymes (54%) admite tener carencias formativas sobre cómo implantar el sistema, mientras que un 34% menciona el coste y la dificultad de adaptación como freno. Además, la ausencia de una estrategia coordinada entre proveedores y clientes también limita su expansión.
Aun así, la percepción general es positiva. Seis de cada diez pymes respaldan la obligatoriedad de la factura electrónica y un 72% de las que ya la utilizan se declara satisfecha con su funcionamiento, una cifra superior a la media europea. Para muchas, más que un gasto, representa una inversión en eficiencia y control financiero.
Las ventajas son claras: la facturación electrónica reduce la morosidad, mejora la gestión fiscal y ayuda a prevenir el fraude. Según el informe, el seguimiento digital puede acortar los plazos de cobro hasta en cuatro días y disminuir los casos de impago en un 20%.
Clave para el crecimiento y la competitividad empresarial
El reto ahora, según Sage, es acompañar a las empresas en el proceso de transición mediante apoyo financiero, formación y guías prácticas. Solo así, apuntan, la factura electrónica podrá consolidarse como una herramienta esencial para la competitividad y la salud financiera de las pymes españolas.

